Cada vez más la industria minera busca mantener la sostenibilidad en sus actividades planificando e integrando criterios ligados a la sustentabilidad bajo una amplia normativa específica y utilizando guías complementarias como la norma UNE 22480:2019. Esta norma, desarrollada en España por el Subcomité 3 “Gestión Minera Sostenible” del Comité Técnico de Normalización CTN 22, y pionera a nivel mundial, especifica los requisitos para un sistema de gestión minera sostenible.
El sector minero en Europa ha avanzado hasta alcanzar la excelencia en cuanto a su responsabilidad con el territorio, garantizando la compatibilidad de las explotaciones con el resto de las actividades productivas, con la preservación ambiental del entorno y la restauración y reintegración de las áreas operativas al paisaje natural o a sus usos previos. Por ello, cada vez son más los casos y ejemplos de minería sostenible como referencia de la contribución a la sostenibilidad de las expectativas de las sociedades durante su desarrollo.
¿Qué es la minería sostenible?
El desarrollo de una minería sostenible va más allá de la propia actividad extractiva. Abarca aspectos como el desarrollo económico, la protección del medio ambiente, el respeto a las comunidades colindantes, la seguridad y eficiencia en el uso de los recursos económicos. Algunas de las actividades que son sustanciales en el desarrollo de una explotación minera, incluyen: La gestión eficiente y eficaz de los drenajes de la explotación, la gestión energética sostenible, la utilización controlada de los recursos hídricos del entorno, así como el uso de los demás recursos eficientemente, promoviendo el reciclaje y la reutilización. Todas estas medidas forman parte de un desarrollo global de la minería de forma eficiente y efectiva, pero siendo siempre conscientes, respetuosos y responsables con el entorno.
La normativa por la que se rigen las mineralurgias sigue los pasos de los Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, así como las directrices de la OCDE para empresas multinacionales, los principios rectores sobre empresas y derechos humanos de las Naciones Unidas o las normas de desempeño sobre sostenibilidad Ambiental y Social (IFC Banco Mundial).
Y es que las actividades mineras contribuyen al desarrollo del entorno en el que se encuentran. Por ello, es fundamental planificar la actividad desde un punto de vista sostenible para asegurar las necesidades actuales, de las sociedades y el entorno que las rodea, sin comprometer a las de generaciones futuras. De esta forma, la industria extractiva en Europa puede ayudar a la conservación de la biodiversidad. Son treinta mil las explotaciones mineras en Europa, y casi un cuarto se encuentran en espacios protegidos, apoyando no solo a la conservación del entorno, si no que gestionan de forma adecuada los recursos extraídos.
La Comisión Europea ha publicado una guía sobre la realización de actividades extractivas no energéticas de conformidad con los requisitos de Natura 2000. En ella, se muestran algunos ejemplos de buenas prácticas en este aspecto. La elección de los casos tiene que ver con una serie de aspectos como: contribución positiva a la biodiversidad, planificación de los minerales, medidas de mitigación, recuperación, actividades extractivas en zonas marinas, supervisión e indicadores y cooperación con autoridades competentes y partes interesadas.
Ejemplos de minería sostenible
- Tarmac, en Reino Unido, ha llevado a cabo planes específicos para la conservación de la biodiversidad y su integración en la explotación de la cantera.
- Heidelberg Cement, en Alemania, ha publicado unas normas a seguir por todas sus zonas de extracción y ha confeccionado planes de gestión de la biodiversidad para todas ellas.
- Una empresa extractiva alemana ha elaborado, junto a una organización para la conservación de la naturaleza, una guía sobre buenas prácticas para la conservación del búho real en sus canteras. Incluye recomendaciones como la utilización de trituradoras hidráulicas en vez de voladuras o crear zonas de anidamiento artificiales.
- El caso de una mina de oro en Finlandia que estudió el impacto ambiental y los valores naturales de la zona, descubriendo que el mamífero más importante de la zona era una especie protegida de ardilla voladora. El hábitat de la ardilla comprendía una serie de árboles que debían estar conectados, por lo que la zona de trabajos a cielo abierto o los cortafuegos no debían pasar por aquí. El horario nocturno de la especie permitía la actividad diurna de la mina.
Gracias al asesoramiento de expertos y a la adaptación de las técnicas de trabajo, es posible proteger el hábitat y la biodiversidad del entorno, cuestión que se realiza concienzudamente por las empresas españolas. Existe una normativa muy exigente y rigurosa en España y un estricto control medioambiental de los proyectos mineros, que exigen estudios de impacto muy detallados y avales financieros para asegurar la rehabilitación prevista de los espacios ocupados con posterioridad a la explotación, cualquiera que sea el desarrollo de la misma.
La actividad minera moderna tiene un compromiso total con la sostenibilidad, el ecosistema y la preservación del futuro. Las compañías mineras contribuyen al desarrollo del país fortaleciendo las zonas en la que se asientan y apoyando los valores del entorno. Esto significa en la actualidad, minería sostenible.