La convivencia armoniosa de todas las actividades socioeconómicas que se desarrollan en un mismo entorno es una cuestión esencial para su desarrollo sostenible y equitativo. La minería, como actividad que genera importantes beneficios económicos y contribuye al crecimiento de las comunidades, debe coexistir de manera responsable y colaborativa con otros sectores productivos, como la agricultura, la ganadería, la pesca, el turismo y la industria manufacturera.
A pesar de que la minería moderna convive desde hace décadas con el resto de actividades, en la sociedad se ha desarrollado una mayor sensibilidad en relación a la gestión y control de los impactos socio-ambientales que cualquier actividad ocasiona. Por ello, es fundamental fomentar la comunicación y la colaboración entre los distintos actores involucrados, incluyendo a las empresas mineras, las comunidades locales, los gobiernos municipales y las organizaciones civiles para evitar la desinformación y la difusión de estereotipos falsamente fundamentados.
Asturias: Una región de tradición minera
Durante muchos años, la minería del carbón fue una de las principales fuentes de empleo y actividad económica en Asturias. Sin embargo, a medida que el sector se ha enfrentado a desafíos como la competencia de otras fuentes de energía y la necesidad de abordar preocupaciones ambientales, ha disminuido en importancia.
En los últimos años, se ha realizado un esfuerzo por diversificar la economía asturiana, promoviendo otras actividades como la industria, el turismo, la agricultura y los servicios. Esto ha sido fundamental para asegurar la sostenibilidad económica de la región y proporcionar alternativas de empleo en el sector industrial.
A la vez, la minería ha vuelto a resurgir. Se apagaron los pozos de carbón térmico tradicionales, pero se han abierto nuevas explotaciones de carbón, de fluorita, de oro, plata y cobre. Es en este contexto, en pueblos como Belmonte de Miranda o Ribadesella, donde pueden afirmar que viven en total armonía con la actividad minera e industrial.
Belmonte de Miranda, un ejemplo de convivencia entre la mina y la ganadería
En Belmonte, localidad en la que Oro Valle lleva operando más de 25 años en la zona, se generaron gracias a la minería más de 25000 puestos de trabajo, 482 de los cuales son de empleo directo, más de 100 subcontratados y más de 2000 son indirectos. También, gracias a esta actividad se mejoraron las telecomunicaciones con las ciudades, lo que ha impulsado la vida del pueblo.
Sus vecinos destacan la importancia de este recurso, que acabó con el paro de su localidad y de parte de la región. Además, teniendo en cuenta el legado ganadero de la zona, los habitantes desmienten cualquier dificultad para seguir trabajando en los campos.
Ribadesella, el lavadero de minerales de Asturias
Ribadesella es famosa por contar con el lavadero de mineral Mina Ana. El grupo que lleva este emplazamiento cuenta con cuatro minas en la zona, donde extrae el espato flúor que después se limpia en el lavadero.
El espato flúor es un concentrado que se utiliza principalmente como materia prima en la fabricación de productos químicos y que se obtiene a partir de la fluorita, un mineral abundante en Asturias.
Gracias a la actividad de la industria y, en concreto, de este grupo en la zona, se han generado cerca de 200 empleos directos en Asturias, una cifra que no deja de crecer.
Es una realidad que pueblos con una gran actividad minera, no deben ni pueden prescindir de los metales y minerales para su existencia. El principal objetivo y compromiso de esta industria es generar una fuente de trabajo estable que genere riqueza en el entorno, siempre manteniendo altos estándares de seguridad, sostenibilidad y bienestar social.