La minería es una actividad que data de tiempos inmemoriales y España siempre ha contado con una gran tradición minera. Ello, como cualquier otra situación, conlleva aspectos positivos y negativos, por un lado, la minería española ha sido referencia y elemento de desarrollo, pero también ha habido ciertos clichés que se han posicionado en el imaginario colectivo de la ciudadanía que, hoy en día, no tienen razón de ser o sencillamente son falsos. En esta publicación trataremos de arrojar un poco de luz en torno a alguno de los asuntos más errados de la leyenda negra de la minería.
La minería no es compatible con otras actividades
Este es uno de los argumentos más utilizados hoy en día en contra de la minería: que esta no puede convivir con la agricultura, la ganadería o el turismo. Por suerte existen multitud de ejemplos que demuestran lo contrario con explotaciones en activo funcionando en armonía con otras actividades tradicionales locales. Y tras la finalización de la actividad minera y su rehabilitación ambiental se convierten en ampliaciones complementarias de las economías locales como ocurre en las cuencas mineras que han devenido en reclamo turístico, con el fin de su actividad, o la reserva de Cabárceno en Cantabria que ocupa la localización de antiguas minas de hierro. Si miramos hacía el pasado en España tenemos un ejemplo muy claro en las Médulas de León, una antigua mina de oro romana que es uno de los mayores reclamos turísticos de la comunidad.
En cuanto a la agricultura, existen diversidad de proyectos, con especial énfasis en Sudamérica, que compatibilizan ambas actividades. De hecho, incluso algunos tipos específicos de agricultura son potenciados en entornos mineros.
La minería es perjudicial para el medioambiente
Esta afirmación es probablemente la más repetida por aquellos que se posicionan contra la minería, sin embargo, una mentira repetida un millón de veces no la convierte en realidad. Lo cierto es que la minería es uno de los puntales de la transición ecológica, es imposible concebir la sostenibilidad medioambiental sin minerales. El desarrollo sostenible sobre el que se debe sustentar la economía del futuro, tal y como afirman los ODS de la ONU, resulta inconcebible hoy en día sin la minería.
En Asturias, esta leyenda negra probablemente provenga de la tradición existente de la minería de carbón y, como este es un combustible fósil, sirve para argumentar que toda la minería es perjudicial para el medio ambiente. Se trata de la típica falacia de la composición: creer que una determinada parte de un todo es la que caracteriza a todo el conjunto en sí mismo. Existen diversidad de modalidades de minería y de métodos extractivos, así como tecnología pionera que nada tiene que ver con la de antaño que se sustentaba en contextos, normativas y percepciones completamente diferentes a las actuales.
Además, no se debe confundir el ecologismo con el conservacionismo medioambiental. El primero aboga por un desarrollo compatible con la naturaleza, de forma que la huella de la actividad humana no desestabilice o acabe con un hábitat. El segundo argumenta que cualquier cambio en la naturaleza es perjudicial, que el inmovilismo es la única respuesta posible para no perjudicar la naturaleza, impidiendo que progrese ni que se desarrolle ningún tipo de actividad. La minería mueve la naturaleza, pero para producir productos y servicios que permitan que la actividad humana sea ecológica, que haya un concepto circular del desarrollo, haciéndola sostenible y medioambientalmente compatible.
Las condiciones laborales en la mina son malísimas
Volvemos a un asunto descontextualizado y anacrónico. Hoy en día es una rotunda falsedad. En Asturias este mito se extendió a partir de las explotaciones de carbón de la cuenca, con niveles importantes de peligrosidad con la tecnología de la época, muchos accidentes laborales y alto nivel de mortalidad. La evolución de la minería en las últimas décadas permite que la situación, en la España actual sea totalmente la contraria: la legislación española sobre seguridad laboral en minas es garantista y por ello, los índices de accidentes laborales en minas y canteras son mínimos, casi inexistente en comparación con otras profesiones que no tienen a su alrededor tanta mala fama como la minería.
El pasado las condiciones eran duras con nuestra perspectiva actual y significo que la lucha de los mineros y las organizaciones sindicales por cambiarlas fuera mayor que en otros sectores, gracias a esa lucha los riesgos laborales de la gente que trabaja en una mina en la actualidad son mucho menores que en la construcción, la industria y la pesca. Tanto los trabajadores como las compañías pusieron un gran esfuerzo por la seguridad y la innovación, dando como resultado un sector minero español seguro, con empleos modernos, bien remunerados y buenas condiciones laborales e imprescindible para el desarrollo sostenible y la transición ecológica.